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David Lugones fue concejal de la ciudad de Neuquén, y además es ex delegado de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación en la provincia. Desde hace años trabaja en la Cooperativa CALF, la que presta el servicio de energía eléctrica en la capital. Hoy él forma parte del equipo que pone en marcha el proyecto de regularización del tendido en los sectores más pobres, en la periferia, y ubicados mayormente en la zona oeste.
Esta semana, y como es habitual en el invierno, la zona de tomas (término utilizado como sinónimo de villa miseria en Neuquén) fue noticia nuevamente por el fallecimiento de un nene de 12 años, víctima de un incendio, dentro de la casilla precaria en la que vivía. Lo ocurrido en el sector de Los Hornos es habitual, y se pueden encontrar muchas noticias similares en los buscadores de internet.
Asimismo, el tema no sólo reflota la discusión en torno a la enorme desigualdad social y económica en «la capital de Vaca Muerta», sino también los problemas por la falta de acceso a la tierra, la vivienda, y el crecimiento irregular consecuente de la ciudad. Sobre este tema, Lugones explicó porqué Neuquén tiene el trazado diagonal en muchas calles.
Además, conociendo los costos y metodología para llevar el tendido eléctrico a los sectores postergados, aseguró que la ausencia de obras de gas no es «un problema de dinero», sino por «falta de voluntad», especialmente del gobierno provincial. Asimismo, destacó que éste debería ser considerado un derecho básico para la población de la Patagonia, teniendo en cuenta las inclemencias climáticas de la zona.
Precisó además que hoy contabilizaron 45 asentamientos sin conexión a gas natural, lo que suman entre 10 mil y 12 mil hogares. Es decir, unas 50 mil familias neuquinas.