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La primera vez que se lo llevaron fue el 27 de octubre de 1976. Vivía en La Plata, participaba en la Unidad Básica Peronista del barrio los Hornos. Era albañil. Le faltaban 28 días para cumplir los 47 y se lo llevaron. Recuperó la libertad el 25 de junio de 1979.

La primera vez que ofreció testimonio de lo vivido fue en el marco de los Juicios por la verdad. La segunda fue en el año 2006. Las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final habían sido anuladas y por primera vez un represor era sometido a un juicio por delitos de lesa humanidad.

Miguel Osvaldo Etchecolaz, ex director de investigaciones de la policía bonaerense, era el acusado. López testigo y querellante. Durante su estadía como detenido, López retuvo en su memoria las escenas suficientes para señalar a Etchecolaz como asesino, torturador y director de detenciones ilegítimas de la libertad ocurridas en la última dictadura cívico militar argentina. Todos crímenes por los que el ex director de investigaciones fue condenado a cadena perpetua.

Entonces fue desaparecido. Por segunda vez, desaparecido. Pero ahora en democracia. El 18 de septiembre del 2006. Un día antes de escuchar sentencia. Horas antes de ver a su verdugo caer en prisión perpetua. Un rato antes de vivir un día de justicia.

A 10 años de la desaparición de Jorge Julio López.

 

 

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