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El miércoles 17 trabajadoras y trabajadores del diario Clarín se encontraron con el edificio vallado y el despliege de una fuerte custodia policial. En el interior la situación era similar, solo que quienes custodiaban los pasillos y el acceso a ciertos sectores era personal de empresas de seguridad privada.
El motivo de esta demostración de fuerza era la comunicación de 56 despidos que afectaron tanto a periodistas como a fotorreporteros, quedando sin trabajo personal nuevo y empleados con más de 20 años de antigüedad.
Como se ha vuelto común en este tipo de casos, una persona en el control de acceso tenía una lista de los ingresos autorizados. Muchos se enteraron de esa manera que ya no trabajaban para el diario.
Tato Dondero, secretario general del Sindicato de Prensa de Buenos Aires, repudió esta manera de maximizar las ganancias de la empresa a costa de la estabilidad laboral de los trabajadores de prensa.